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El capitan Francisco de Vitoria Baraona, vezino de la Puebla de los Angeles de la Nueva España, residente en esta Corte, suplica humildissimamente a V.S. y demas señores de el Consejo Real, y Supremo de Justicia de Indias, le hagan merced de passar los ojos por este breve discurso, para instruir el ánimo en la demanda que ha puesto a la Real hazienda, para que se le libre el privilegio de los quatro por ciento, en todo el aumento que huviere tenido, y tuviere en las dos naos que todos los años, se despachan del puerto de Acapulco, en la mar del sur, para las islas Filipinas, que por contrato hecho con su magestad, que Dios guarde, le hizo merced de ellos perpetuamente, por juro de heredad, con otros mercedes sueltas, para que con vista de lo por su parte alegado, el Consejo le oyga, y haga merced en justicia, conforme a lo que el Derecho diere lugar; Madrid y enero de 1639. Madrid : s.n., 1639: .

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El capitan Francisco de Vitoria Baraona, vezino de la Puebla de los Angeles de la Nueva España, residente en esta Corte, suplica humildissimamente a V.S. y demas señores de el Consejo Real, y Supremo de Justicia de Indias, le hagan merced de passar los ojos por este breve discurso, para instruir el ánimo en la demanda que ha puesto a la Real hazienda, para que se le libre el privilegio de los quatro por ciento, en todo el aumento que huviere tenido, y tuviere en las dos naos que todos los años, se despachan del puerto de Acapulco, en la mar del sur, para las islas Filipinas, que por contrato hecho con su magestad, que Dios guarde, le hizo merced de ellos perpetuamente, por juro de heredad, con otros mercedes sueltas, para que con vista de lo por su parte alegado, el Consejo le oyga, y haga merced en justicia, conforme a lo que el Derecho diere lugar; Madrid y enero de 1639. Madrid : s.n., 1639: .

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El capitan Francisco de Vitoria Baraona, vezino de la Puebla de los Angeles de la Nueva España, residente en esta Corte, suplica humildissimamente a V.S. y demas señores de el Consejo Real, y Supremo de Justicia de Indias, le hagan merced de passar los ojos por este breve discurso, para instruir el ánimo en la demanda que ha puesto a la Real hazienda, para que se le libre el privilegio de los quatro por ciento, en todo el aumento que huviere tenido, y tuviere en las dos naos que todos los años, se despachan del puerto de Acapulco, en la mar del sur, para las islas Filipinas, que por contrato hecho con su magestad, que Dios guarde, le hizo merced de ellos perpetuamente, por juro de heredad, con otros mercedes sueltas, para que con vista de lo por su parte alegado, el Consejo le oyga, y haga merced en justicia, conforme a lo que el Derecho diere lugar; Madrid y enero de 1639. Madrid : s.n., 1639: .

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